Ulises y
Penélope conversan y ésta, sin saber la verdadera identidad del hombre, le
cuenta que lleva tres años intentando deshacerse de sus pretendientes con mil
excusas. Entonces el forastero le asegura que él ha luchado con Ulises en
Troya. La mujer al escucharlo, no puede evitar echarse a llorar y Ulises
contiene su emoción a duras penas.
Encuentro de Ulises y Penelope en Ítaca |
Euriclea, la antigua nodriza de Ulises, entra en la habitación. El hombre intenta esconder su rostro disimuladamente, pero la mujer reconoce de inmediato una cicatriz de su pierna y de la impresión estrella contra el suelo la vasija con agua que lleva en las manos. Afortunadamente, Penélope ha salido de la habitación y Ulises puede convencer a Euriclea para que no revele su identidad.
La prueba del matrimonio
Penélope
comunica a todos sus pretendientes que para elegir a su futuro marido va a
someterles a una prueba, que consiste en disparar una flecha, con el arco de
Ulises, que debe atravesar doce anillos. Uno a uno prueban la hazaña, pero
todos fracasan. Entonces Ulises, todavía de incógnito, pide permiso para
intentarlo. Todos se ríen con descaro, pero por supuesto lo consigue a la
primera. A continuación el héroe les cuenta quien es en realidad y castiga a
todo aquel que no le ha sido leal en sus años de ausencia.
Ulises ha regresado
La nodriza va en busca
de Penélope para comunicarle por fin que Ulises está de vuelta, pero la mujer,
recelosa, no puede creer que el indigente con el que ha estado hablando sea en
realidad su marido. Cuando están frente a frente, Penélope le mira incrédula y
guarda silencio. El hombre le dice que entiende que no le crea, pero que por
favor, necesita descansar y que le proporcione una habitación para ello. La
mujer ordena a los sirvientes que dispongan la cama que el mismo Ulises había
construido, moviéndola a otro aposento. El héroe entonces, conocedor de la
realidad, le asegura que ese lecho es imposible cambiarlo de lugar, ya que está
construido del tronco de un olivo vivo que solo ellos dos conocen.
Inmediatamente Penélope comprende que en verdad ese hombre es su marido y ambos
se funden en un abrazo. Por fin, Ulises había regresado a Ítaca.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
Que bonito final, Ulises y Penélope se funden en un abrazo. Superior!!!
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por tu comentario.
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