jueves, 2 de junio de 2016

El antiguo Egipto y la creación

Egipto ha sido un territorio codiciado y alcanzado por distintos pueblos y personalidades, como Alejandro Magno y Napoleón Bonaparte. Jamás ha desaparecido la fascinación por el país de las pirámides, de los desiertos infinitos y de los múltiples dioses que adornan su religión.

El antiguo Egipto brillaba con toda su luz alrededor del año 1450 a.C. y su centro estaba a orillas del río Nilo, un vergel rodeado de desierto. El Alto y el Bajo Egipto estaban simbolizados por el dios Horus y el dios Set respectivamente.

Los faraones eran respetados al máximo, ya que se les consideraba descendientes de los dioses. Eran el enlace entre el más allá y la tierra, entre las deidades y las personas.


La creación del mundo


Según los egipcios las aguas del caos rodeaban el mundo, que estaba formado por el cielo, la Tierra y el duat o más allá. El Sol viajaba al duat cada noche y por eso no se podía distinguir desde la Tierra.


Pirámides de Egipto


Este pueblo antiguo entendía que la creación estaba relacionada con las aguas de su amado Nilo, que después de la crecida volvían a su cauce dejando todo el suelo fertilizado. Por lo tanto, ellos asumían que una especie de pequeña montaña había aparecido de las aguas con el poder de crear distintas formas de vida. Esta montaña estaba simbolizada por el dios Tatjenen, cuyo nombre significa precisamente “Tierra emergida”.


Ptah, el dios que crea con el pensamiento y la palabra


Ptah era el dios que protegía a los artesanos, pareja de Sejmet, la diosa con cabeza de león, y padre de Nefertem. Se dice que este dios creaba las cosas a raíz de las ideas que salían de su corazón, porque allí es donde radicaba el pensamiento, y se materializaban en palabras. De este modo, dio forma a ciudades, santuarios, provincias y templos, tan solo nombrándolos.


Un año de 365 días


Cuenta la leyenda que al principio de los principios, el año constaba de tan solo 360 días. Pero todo cambió cuando Atum se dio cuenta que dos de sus nietos, Geb (la Tierra) y Nut (el Cielo), eran amantes.


Atum quiso separarlos, pero ya era demasiado tarde, pues Geb estaba embarazada. Su abuelo montó en cólera, pero le dio permiso para tener el niño siempre que le prometiese que no sería en los 360 días que componían el año.

Nut y Geb no sabían qué hacer, pero Thot se apiadó de ellos y decidió ayudarles, ya que sentía por Nut un gran afecto. Thot era un gran jugador de damas y retó a los demás dioses a jugar con él, con la condición de que cada vez que ganase eso se traduciría en tiempo para Geb y Nut. Fue de esta manera que logró ganar cinco días, y a partir de ese momento los años tuvieron 365 días.

Beatriz Moragues - Derechos Reservados


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