domingo, 29 de mayo de 2016

Urano, el dios del cielo

Urano y Gea (la Tierra) unen sus vidas, pero los problemas surgen casi desde el primer momento. Los hijos nacidos de ese vínculo son queridos intensamente por su madre, pero Urano los mira con recelo, aterrado porque puedan arrebatarle el poder con el paso del tiempo.
Por este motivo, decide sepultarlos en lo más hondo de la Tierra, que es lo mismo que decir que los encarcela en las profundidades de Gea. Su madre está desesperada por el sufrimiento de sus hijos y por tener que llevarlos enclaustrados en su vientre.

Gea soporta hasta donde puede el tormento y la degradación a la que la somete Urano, pero llega un momento en que ya no puede aguantar más su propio dolor y el de sus hijos e intenta persuadirlos para que se enfrenten a su padre.

Pero el miedo a su progenitor es muy fuerte, y todos desechan esa opción, excepto el más joven, Cronos, que comprende el sufrimiento de su madre y también está cansado del desprecio continuo que recibe de Urano.

Urano


Cuando Gea se da cuenta de que tiene a su hijo con ella, fabrica una hoz con un material especial, solo al alcance de los dioses, y le explica a Cronos dónde debe ocultarse para sorprender a Urano. El joven sigue los consejos de su madre y al anochecer coge desprevenido a su padre, castrándole y arrojando sus genitales al mar.
La sangre vertida por Urano crea a seres fabulosos, como los gigantes y las ninfas. También de la unión del esperma del dios y las olas, nace Afrodita, la diosa del amor.
Urano, a partir de ese día, queda en la oscuridad y pierde su poder, y es su hijo Cronos quien conquista el derecho a ocupar el trono del dios del cielo.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados



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